‘Cruce de caminos’

Esther Montenegro en el último partido de liga regular | thewangconnection
A lo largo de la vida, una persona puede desarrollar su talento de varias maneras. Hay deportistas que explotan en plena adolescencia y otros que necesitan un punto de inflexión para demostrar toda la calidad que llevan dentro. Esto último le ha pasado a nuestra protagonista, Esther Montenegro (Las Palmas de Gran Canaria, 1982).
Las últimas cuatro temporadas, Monti, como así la conocen sus allegados, ha coincidido con Antonio ‘Chiqui’ Barros en la ciudad de Bembibre. El entrenador gallego ha sabido pulir durante este tiempo el diamante en bruto que atesora la canaria. «No me veo jugando en Liga 1», fueron las palabras de Montenegro en una de sus primeras conversaciones con ‘Chiqui’.
Trabajo y preparación durante los 365 días del año, constancia, tenacidad, convicción, son algunas de las armas que la tímida pívot ha empleado para convertirse en una de las sensaciones de la actual Liga Femenina, con estadísticas que, como mínimo, deberían atraer la atención de Lucas Mondelo. La capitana del equipo ha encajado a la perfección en el engranaje de la máquina berciana. El juego libre de Chiqui, totalmente preparado, elaborado y ensayado una y mil veces, le ha permitido a la canaria brillar como una auténtica estrella.
Da igual su situación en la pista, bombardeando desde el exterior o haciendo daño en la pintura. Monti se ha vuelto muy peligrosa. Este miércoles se anunciaba desde Bembibre la renovación de la canaria que seguirá siendo la capitana otro año más . Esther Montenegro y Chiqui Barros seguirán cruzando sus caminos.