El entrenador que cambió el espíritu de España

Luis Aragonés celebra la Eurocopa del 2008 | RTVE

Luis Aragonés, el SAbio de Hortaleza | RTVE
España, ese país que se remontaba a siglos medievales para presumir de sus victorias, cuando el país era un Imperio y dominaba el planeta. Ese país que aún en el sigo XX demandaba triunfos para deleite de una población que se aferraba a iconos extranjeros. Ese país donde no existía un Dream Team de baloncesto ni una Naranja Mecánica de fútbol. Ese país vio recompensada su espera en 2008, gracias a nuestro entrenador, gracias a Luis Aragonés.
La nación sufría en cada torneo internacional los varapalos de la selección de fútbol. Bien es cierto que deportistas de otras artes como Santana, Induráin o Ángel Nieto, servían como bálsamo curativo para las heridas. Pero el fútbol es el fútbol, y la Eurocopa del 64 quedaba muy atrás en el imaginario popular; las nuevas generaciones anhelaban triunfos. Así, Aragonés se enfundó el chándal y comenzó lo que sería un camino de ambición y éxito para nuestra Selección Española.
Fue Luis quién demostró a españoles y extranjeros que este país era al fin la potencia futbolística que merecía ser, la selección que tanto se hizo esperar, tarea difícil tras largos años de derrotas en cuartos de final. El Sabio de Hortaleza consiguió devolver la fe a un Estado que desconfiaba de su fútbol internacional, consiguió convencer a un grupo de jóvenes estrellas de que juntos, dejando a un lado los egos, podrían alcanzar el éxito que se propusieran. De esta manera, con un juego vistoso, “combinativo” y de toque, el equipo logró alzarse con el campeonato europeo de naciones en 2008.
Lo que vino después ya lo conocemos, campeones de Mundial y Eurocopa en 2010 y 2012, algo inédito hasta la fecha e impensable para una población que aún se frotaba los ojos intentando despertar del sueño. El espíritu de España cambió, los aficionados afrontan ahora cada partido con el convencimiento de que la selección logrará una nueva victoria. Gracias a Luis Aragonés, los ciudadanos han vuelto a vibrar, a emocionarse con su equipo nacional, a confiar en una selección que, hasta la llegada de El Sabio, tanto les había hecho sufrir.