Rober Alaiz, cuando Peter Pan evoluciona a Rey León

Roberto Alaiz | Jesús Amigo-TheWangConnection
El atletismo podrá ser un deporte que interesará mucho o poco a los medios de comunicación, a la prensa, a la sociedad. Dicen que no vende, que no tiene tirón, que no llega a las masas. Motivos puede haber. Para quien los vea, y yo no soy uno de ellos. Y en TheWangConnection no somos de los que no lo vemos. Lo vemos, lo valoramos y tratamos de reconocerlo día a día.
Ahora estamos en época de vacas flacas. Pocos apuestan por nuestros atletas y nuestro atletismo, un deporte que exige mucho, que demanda el 100% a los deportistas en su camino para llegar a lo más alto, algo extremadamente difícil para lo que luchan miles de jóvenes todos los días en muchos países del mundo.
Sin embargo, a pesar de la dificultad, del sacrificio y la entrega que son necesarias para llegar a la cumbre, existen atletas que parecen tentados por una varita mágica o por un regalo de la madre naturaleza en forma de aptitudes para conseguir que lo difícil parezca extremadamente fácil.
Miren a Roberto Alaiz, un joven atleta leonés que crece y evoluciona a pasos agigantados, que cada temporada se sitúa un peldaño más arriba. Verle correr es un placer para la vista y para el corazón. Sí, sí, para el corazón de los que aman el deporte de correr, saltar y lanzar. Ver a Roberto Alaiz dar zancadas o rebasar un obstáculo te obliga a mirar adelante, al futuro. Y, cómo no, ese futuro se presenta claro y brillante. Es un baluarte, un puntal del atletismo español que, sin hacer mucho ruido, está aportando, y aportará, muchas nueces.
Verso sobre el tartán, el asfalto o la tierra te crea una dualidad mental que igual te transporta a Río 2016 que a Munich 1972. A muchos recuerda a una especie de Peter Pan con zapatillas de clavos; a muchos más evoca la figura del mítico Steve Prefontaine. En los 70, Pre marcó una época. En estos tiempos que corren, el “leoncito” de Villacorta está llamado a marcar el camino a seguir, la senda que no deben perder aquéllos que están dispuestos a disfrutar viendo correr a unos seres que parece que, corriendo, vuelan.
No olviden: Roberto Alaiz, ese chico de la gorra para el que los obstáculos se arrodillan a su paso.

El mítico atleta norteamericano Steve Prefontaine